14 de mayo de 2008

Un brindis por las madres

Es tradición en mi casa, como en la de cualquier otro venezolano o italiano, hacer un almuerzo especial en su día a esas mujeres que mantienen unida a la familia, aún en los peores momentos: las madres.

El domingo pasado fue una de esos deliciosos y largos momentos en la mesa, en los que empezamos a comer a la 1, y no nos levantamos sino hasta las 4:00pm, cuando hasta el café ha sido ingerido.

Como poseemos fuertes raíces italianas, para este día tan especial el plato principal fueron “ravioli” de carne, que decidimos acompañar con un vino tinto Vernaiolo 2005 de Rocca delle Macíe, de la región de Chianti.

Se trata de un caldo joven, proveniente de esa denominación de origen controlada, que según indica el fabricante está elaborado con uvas Sangiovese 85%, y Merlot 15%, tiene un grado alcohólico de 12,5% vol, y se recomienda servir a una temperatura entre 16º y 18º C

* En vista es brillante, límpido, de un fuerte color rojo rubí y tonos violáceos. Sus lágrimas son rápidas, sin embargo, dejan la copa con una delgadísima película típica del vino tinto.

* En nariz es fuerte, con tonos amargos como tabaco, dejando al final un dulzor como el de la canela. Pueden sentirse frutos como ciruelas negras y cerezas.

* En boca es suave, redondo, con taninos maduros y poco astringentes, mezclando magistralmente la madurez de los frutos y el amargo típico de un vino italiano. No es muy largo, sin embargo, lo que revela la madurez del caldo.

Una vez más debo confesar que me siento cautivada por otro vino que es capaz de reunir en su cuerpo lo amargo y lo dulce, es algo que los hace versátiles y sumamente interesantes (o por lo menos esa es mi opinión).

Además, me atrevo a hacer mi primera crítica gastronómica, diciendo que el maridaje con los ravioli y la salsa ragú fue estupenda, pues ningún sabor opacó al otro. Era posible sentir la carne, los tomates bien cocinados, y ese sabor fresco pero estructurado del Vernaiolo.

Sin duda fue un almuerzo memorable, aderezado con la compañía de mi familia, pequeña pero bastante unida, que obviamente quedó igual de cautivada con esta simple y sabrosa botella.

¡Hasta el próximo descorche!

12 de mayo de 2008

Viernes de Baco

Una noche movida, ajetreada, como todo viernes caraqueño. Llegamos a Guardaviñas un poco cansados, pero con todas las ganas de disfrutar de otra excelente cata. ¡Y así fue!



Caras nuevas y conocidas fueron llegando a la tienda, y una vez estuvo el grupo completo Froilan Monteverde tomó la palabra y empezó a hablar de su gran pasión: el vino. Dado que muchos de los presentes asistían por primera, la cata fue dirigida principalmente a ellos como “principiantes”.


Una vez más, Froy utilizó un lenguaje sencillo para explicar de dónde sale tan preciada bebida, exponiendo asuntos como la diferencia entre las cepas, a qué temperatura debe servirse el vino, cómo afecta el paso del tiempo, etc. Y como de costumbre, al terminar cada degustación, respondía las preguntas de los presentes.

Los caldos catados fueron: Aresti, Caballero de la Cepa, y Don Ramón, cuyas notas ya he registrado anteriormente. Sin embargo, cabe la posibilidad de que al probar estas etiquetas pero de otras añadas, consiga algo diferente. Eso es algo inevitable, pues es una de las consecuencias del paso tiempo: la evolución y posterior deterioro del vino.

Así que esta vez concluyo invitándolos a que lean las notas que he escrito anteriormente sobre las botellas nombradas, y a que se den la oportunidad de disfrutar de una próxima velada dedicada a uno de los placeres de Baco.

¡Hasta el próximo descorche!